lunes, 18 de agosto de 2008

Las palabras

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com


Palabras… sonidos amigos del día a día, herramientas subestimadas, secretos escondidos en el tiempo…

¿Son las palabras fuente de vida?

¿Son las palabras causa de muerte?

¿Cómo pueden adquirir una cara u otra según su forma de vestir?

Las hay superfluas y vacías, las hay llenas y austeras, las hay buenas, las hay malas, las hay que dañan, las hay que consuelan…

En el mercado del mundo las encontrarás a montones, de todos los tipos y colores…

Como en todas las cosas, una es la mejor y más llevadera: la verdadera. Ésta es la Palabra hecha vida, el Verbo hecho hombre. Dios Mismo, engendrado en la Virgen María a través del Espíritu Santo.

Deja que sea esta Palabra la que acaricie tus oídos y prenda llama en tu corazón.

No te dejes engañar por las apariencias, las ilusiones, los intereses…

¿Qué sería del mundo sin las buenas palabras?

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero hay una palabra que vale más que una imagen…

Esta palabra que todo hombre desea y busca, este sueño nacido en nosotros desde nuestra fecundación: Amor.

Correrán por todo el mundo miles y miles de palabras, mas sólo una queda fija en el recuerdo de cada alma: Amor.

Es el amor lo que nos llama, lo que da sentido a nuestra existencia. Es el amor por quien nos dejamos morir y vivimos al morir.

No es necesario malgastar las palabras, porque de igual forma que una palabra da sentido a la vida; fue una palabra la que nos abrió las puertas de la Vida Eterna y ésta fue el “Sí” de la Virgen María.

Gastó palabras la serpiente para convencer a Eva, y como el reptil endemoniado, tantos hombres de malas ideas que envenenaron corazones y vendaron ojos.

Quien habla por los codos no tiene nada que decir y quien no habla tiene algo que callar o esconder.

Para que lo dicho coja vida, necesita ser hecho. Tal como Jesús que era LA PALABRA, ENCARNÓ para estar entre los hombres y ser fuente de Vida Eterna.

Hacerse conocedor de cuándo es el momento apropiado para hablar y callar, es lo que el hombre necesita para hacer lo correcto.

Jesús Mismo, usó de las palabras para enseñar, salvar, perdonar y curar. Y Jesús Mismo, calló ante Herodes.

Es mediante las palabras, como se transmiten ideas y opiniones, como se conoce y se ama. Es lo que une y desune…

Veamos aquellas personas que unidas, trabajaron por un mismo proyecto: La torre de Babel. ¿Cuál fue la causa de su desunión? … La diferencia de la lengua…

¿No es acaso el Padre Nuestro la oración que nos une a todos como hermanos e hijos de Dios? Una oración para todos que nos hace uno.

El amor siempre vencerá en el mundo, es el lenguaje que gana las victorias.

Así como Jesús se hizo hombre, el Espíritu Santo bajó en forma lenguas de fuego sobre los apóstoles y la Virgen María el día de Pentecostés. Les hizo entendedores de todo lo que Jesús les había enseñado y les dio el don de la palabra para que pudieran enseñar la verdad, que es felicidad aquí en la tierra y en la Vida Eterna.

Dios bendiga las palabras bien usadas y nos permita ser testimonios de Su Palabra Encarnada.



Montserrat Bellido Duran
Escritora



FE,ESPERANZA Y CARIDAD

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com

Aunque tengas el alma magullada por las tristezas y las preocupaciones, aunque tu cuerpo pierda la salud y caiga en la enfermedad; Ten siempre la vista fija en el horizonte. No pierdas nunca la fe, ni la esperanza, ni faltes a la caridad. Reza, reza, reza y pon voluntad. Por Dios.

Cree en Dios, reza, espera en Él, confía en Él, porque muchas veces las personas te dañarán e irán a la suya, como tú muchas veces errarás, porque errar es humano. Estás equivocado si vives pensando en los demás, vive pensando en Dios, y por Él haz el bien, ama y vive la caridad, sirve a los demás. Por Dios.

Es Dios quien te da la vida y te ama de verdad. Nadie llegará nunca amarte como sí te ama Dios.

Llórale a Dios tus tristezas, Él te consolará.

Ríele tus alegrías, Él las compartirá contigo.

Dale tu pequeñez, Él te hará grande.

Pídele perdón, por tus fallos, tus errores, tus pecados, Él te perdonará.

Pídele las gracias y dones necesarios para ser santo, Él te lo dará.

Es tan fría y cruel la vida sin Dios, nada tiene sentido, todo se te viene abajo. Es Dios lo que te hace mirar a lo alto y seguir por aquello que es invisible a nuestros ojos que sólo ven lo material.

La fe nos lleva a creer en Dios, a creer que si nos abandonamos en su amor, todo tendrá solución y sentido. Por Dios.

La esperanza nos ayuda a perseverar en la fe, nos ayuda a creer pase lo que pase, mirando siempre adelante. Por Dios.

La caridad, es el amor que puede mover montañas, es la misericordia que hay que tener entre nosotros, entre las personas, por la misericordia que Dios nos tiene. Por Dios.

Saca a Dios de tu vida y estarás perdido, porque el mundo te llevará hacia esos ideales que sólo son ideas sin vida. El demonio querrá apartarte de Dios siempre y ¿Cómo empezará? Despacio, muy despacio, primero te apartará de Dios para luego poder apartarte de las personas y… si lo que nos une a los demás es el amor de Dios y este amor crece con la oración, el demonio te irá apartando de la oración, del contacto personal entre tú y Dios, de la unión de tu alma con Dios.

La oración es más que repetir el Padre Nuestro o la Ave María, es rezar el Padre Nuestro y el Ave María, entrando en el alma de Dios, amándolo cuando lo rezamos. Rezar es DARSE a Dios, cuando nos demos de verdad a Dios, estaremos haciendo una perfecta oración y le estaremos amando, porque cuando se ama se da. Y cuando se da uno mismo, está amando sin medida, está amando de verdad. Está tan metido en Dios que el demonio no podrá apartarlo.

A veces puede parecernos que estamos muy unidos a Dios, pero si no sabemos rezar de verdad, el estar tú a Tú con Dios, el demonio lo tendrá fácil para hacernos la “guitza” y a partir de allí, poco a poco podemos ir perdiendo la fe, la esperanza y la caridad.

Cuando aprendamos a vivir sólo por Dios, nuestra vida estará encarrilada en TODO lo que hagamos y Dios Mismo nos guiará a través de su gracia.

Entonces seremos felices, felices por Dios.


Montserrat Bellido Durán

Escritora