lunes, 27 de octubre de 2008

Viva Dios

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com


Viva Dios en la tierra.

Viva Dios en ella, por estar vivo en ti.

Viva Dios en ti, por estar en tu corazón.

Si Dios vive en ti, vivirá en el mundo.

Porque tú, viviendo en el mundo, harás que la gente vea el rostro de Jesucristo, Dios.


Viva el Amor, en el mundo.

Viva el Dios de amor en todos los corazones.


Que su perfume de paz y bondad lo envuelva todo, y todo sea de Dios.


Viva Dios tan dentro de ti, que sea Él quien corra por tus venas.


Empápate de Dios, engánchate a Dios.

Y no estarás solo.

Porque Dios lo llenará todo.


Sé como el Sagrario de esa Iglesia, donde se halla tu enamorado; Jesucristo.

Este enamorado que ansia abrazarte y besarte el alma. Mimarte y hacerte suyo.

Vivió Jesucristo y todo fue maravilloso.

Deja pues que viva en ti y todo será maravilloso.

Porque cuando estáis tú y Jesucristo unidos, nadie puede contra vosotros.

¡Juntos sois la dinamita!

Viva Dios en ti, y también querrás que viva con vosotros la más hermosa y bella, la más Santa:

María Inmaculada.

La madre de Dios.



Montserrat Bellido Durán


Escritora.



miércoles, 1 de octubre de 2008

La cuchara sucia

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com

¿Qué hace una cuchara sucia sobre el mármol?

Así son nuestros defectillos que pueden fastidiar a los demás en la vida de cada día, son cosas pequeñas que parecen insignificantes, pero que si no ponemos atención en ellas, con el tiempo tendremos como un montón de cucharas sucias sobre el mármol... ufff... que cocina más desagradable tendremos, luego nadie podrá entrar, no habrá espacio y tendrán que cocinar en otra habitación.

Es fácil ver las cucharas sucias que los demás dejan sin lavar en la cocina, decimos: “Mira que dejada, ¿Tanto le cuesta lavarla ya?” o “¿Te has fijado que él siempre deja la cuchara sin lavar sobre el mármol?”

¿Cuántas cucharas sucias acostumbro a dejar yo sobre el mármol cada día sin poner atención?

Son las sonrisas, las atenciones, el abrir la puerta, el tener un buen comentario, el beso a mis padres, el abrazo a mis hermanos, la mesa bien puesta, el sentarse bien al mirar una película, el escuchar a mi hermana que está triste, el intentar no traer problemas a mamá cuando está nerviosa, el recado que he olvidado hacer, la mueca o mala cara que he hecho... son tantas las cucharas que puedo ensuciar en un solo día...

¡Cómo me gustaría tener cada vez menos cucharas sucias sobre el mármol de mi cocina! Porque como bien se dice, no es más limpio el que limpia sino el que no ensucia.

Son estas pequeñas cosas de las que me acostumbro a acusarme y pedir perdón en confesión, y luego me canso porque veo que se me hacen monótonas porque no pongo suficiente empeño para no hacerlas mal... es entonces cuando veo que no soy buena de verdad, porque si fuera buena de verdad estaría pensando siempre “¿Qué puedo hacer para hacer feliz a esta persona?”

Creo que a veces me vence la monotonía y no recuerdo que lo que Dios espera de nosotros es que seamos santos... y los santos son perfectos y... ¿Cómo se puede ser perfecto si se va dejando cucharas sucias en la cocina para luego impedir el paso y molestar a los demás?

De acuerdo que es fácil ensuciar cucharas y todo el mundo lo hace, pero a lo mejor si empiezo yo a no ensuciar cucharas, haré la vida feliz y más fácil a los demás, y luego los demás estarán contentos, me verán contenta, y como querrán sentirse bien también dejarán de ensuciar cucharas, porque las personas nos miramos y nos imitamos. ¡Y es que el buen ejemplo es una dinamita de alegría y contagio!

A ver cuantas veces esta semana me puedo acostar diciendo “Hoy he ensuciado menos cucharas que ayer y he hecho felices a más personas. ¡Qué bien! Dios mío te ofrezco estas cucharas que no he ensuciado para que estés contento, por favor ayúdame a no ensuciar cucharas... a ver si con el tiempo no ensucio ninguna, es difícil no ensuciar ninguna pero al menos lo quiero intentar y sé que si Tú y la Virgen María me ayudáis, lo puedo conseguir ”


Montserrat Bellido Durán

Escritora



lunes, 22 de septiembre de 2008

Busca y encontrarás.

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com


Quien busque hallará.

Dios nos ha dejado las cosas preparadas de tal manera, que sólo las encontraremos si las buscamos.

El hombre tiene la inteligencia para buscar, razonar y encontrar…

Es maravilloso disponer de una mente sana con la que poder pensar.

Todos los santos, buscaron esa llama del amor de Dios que ardía dentro de ellos, y encontraron el amor que nunca se apaga.

Ese amor fuerte e infinito.

El amor de Dios que abrasa.

Como bien dice la Ley de la dinámica, una fuerza mayor supera a otra.

Si encuentras a Dios y su amor…

deja que todo Él entre en tu ser,
deja que toda tu fuerza sea Él.


Entonces ¿Quién podrá superar esa fuerza que hay en ti?

Nadie.

Como un cohete, irás lanzado hacia las estrellas, destino: El Cielo.

Tendrás marcado el rumbo a seguir y nadie podrá pararte.

Porque una vez se ha lanzado un cohete, ya nada puede pararlo.

Busca y rebusca…

Y cuando encuentres la verdad,
cuando encuentres a Dios en tu vida de cada día,
quédate por siempre con Él.
Y llegarás a las estrellas.



Montserrat Bellido Durán

Escritora



miércoles, 17 de septiembre de 2008

Acuéstate cansado

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com

No hay mejor para la satisfacción propia, que acostarse cansado.

Cansado por haber hecho todo lo que quería hacer, por haber cumplido con mi deber.

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

Empieza haciendo aquello que más te cueste.

Desgástate por Dios.

Desgasta tu mente, tus manos cumpliendo con el deber.

Y cuando te eches rendido, sentirás en tu interior, algo que ni el dinero puede hacerte sentir. Sentirás esa alegría interior que nace por estar satisfecho, contento de uno mismo.

Aunque te duela la cabeza y tus fuerzas necesiten reposar. Dentro de tu ser vivirás en paz y descansarás bien. Porque quien se acuesta en paz descansa más y mejor que quien no.

La paz interior, se consigue cuando se está en contacto directo con Dios, por vivir en su gracia, y estar en una relación con Él; de hablarle o de saber que cada segundo está allí contigo. Esa seguridad y confianza propias de una fuerte amistad, de la fuerte unión entre el Creador y su criatura.

De la misma forma que antes de nacer, vivimos tranquilos, en paz, dentro de las entrañas de nuestra madre.

¿Te acuerdas de lo bien que se estaba?

Pues lo mismo cuando se está en contacto directo con Dios.

Porque sabes que Dios está allí, a tu lado.

Aunque no estés todo el día hablando con Él, aunque sólo sepas que está contigo, y sencillamente le dices que le amas, que quieres ser santo y le ofreces todo lo que haces. Le escuchas en silencio.

La paz en la conciencia, es lo que da ese estado de alegría interior que es la felicidad.

Puedes estar enfermo, pero si tienes paz, por estar unido a Dios, serás feliz.

Puedes estar sano y ser rico, pero si no tienes paz, no serás feliz.

Paz.

Es la paz la que nos lleva a la felicidad.

Acuéstate, en paz.

Acuéstate cansado.

Que la Virgen María vela por ti.


Montserrat Bellido Durán


Escritora.


lunes, 25 de agosto de 2008

Sueña, vive y agradece.

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com


Sueña despierto.

Sueña con Dios.

Sueña tu vida y hazla realidad.

Sueña con un mundo mejor.

Sueña con la paz.

Sueña con la verdad.

Sueña con la luz de un nuevo mañana.

Sueña y vive.

Vive y agradece el sol de cada mañana.

Agradece esas lágrimas que te hacen bien.

Agradece estos dones que Dios te ha dado.

Agradece esta vida que corre por tus venas.

Y canta.

Canta la alegría de estar vivo, de tener alma y cuerpo.

Cántale a Dios el amor de tu alma.

Cántale al viento que se vuelva tormenta.

Dile a la tormenta que no te asusta, que no tienes miedo.

Porque estando Dios contigo.

¿Qué pueden hacerte?

El alma es tuya.

Y es el alma lo que da vida al cuerpo.

Te aten las manos quien quiera.

Te lapide la vida quien guste.

Pero el alma nadie jamás te la podrá atar.

Porque tu alma es de Dios.

Sueña tanto como quieras.

Sueña despierto y dormido amigo mío.

Porque todo lo que se ha conseguido…
antes ha sido un sueño en mente.



Montserrat Bellido Durán


Escritora.



lunes, 18 de agosto de 2008

Las palabras

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com


Palabras… sonidos amigos del día a día, herramientas subestimadas, secretos escondidos en el tiempo…

¿Son las palabras fuente de vida?

¿Son las palabras causa de muerte?

¿Cómo pueden adquirir una cara u otra según su forma de vestir?

Las hay superfluas y vacías, las hay llenas y austeras, las hay buenas, las hay malas, las hay que dañan, las hay que consuelan…

En el mercado del mundo las encontrarás a montones, de todos los tipos y colores…

Como en todas las cosas, una es la mejor y más llevadera: la verdadera. Ésta es la Palabra hecha vida, el Verbo hecho hombre. Dios Mismo, engendrado en la Virgen María a través del Espíritu Santo.

Deja que sea esta Palabra la que acaricie tus oídos y prenda llama en tu corazón.

No te dejes engañar por las apariencias, las ilusiones, los intereses…

¿Qué sería del mundo sin las buenas palabras?

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero hay una palabra que vale más que una imagen…

Esta palabra que todo hombre desea y busca, este sueño nacido en nosotros desde nuestra fecundación: Amor.

Correrán por todo el mundo miles y miles de palabras, mas sólo una queda fija en el recuerdo de cada alma: Amor.

Es el amor lo que nos llama, lo que da sentido a nuestra existencia. Es el amor por quien nos dejamos morir y vivimos al morir.

No es necesario malgastar las palabras, porque de igual forma que una palabra da sentido a la vida; fue una palabra la que nos abrió las puertas de la Vida Eterna y ésta fue el “Sí” de la Virgen María.

Gastó palabras la serpiente para convencer a Eva, y como el reptil endemoniado, tantos hombres de malas ideas que envenenaron corazones y vendaron ojos.

Quien habla por los codos no tiene nada que decir y quien no habla tiene algo que callar o esconder.

Para que lo dicho coja vida, necesita ser hecho. Tal como Jesús que era LA PALABRA, ENCARNÓ para estar entre los hombres y ser fuente de Vida Eterna.

Hacerse conocedor de cuándo es el momento apropiado para hablar y callar, es lo que el hombre necesita para hacer lo correcto.

Jesús Mismo, usó de las palabras para enseñar, salvar, perdonar y curar. Y Jesús Mismo, calló ante Herodes.

Es mediante las palabras, como se transmiten ideas y opiniones, como se conoce y se ama. Es lo que une y desune…

Veamos aquellas personas que unidas, trabajaron por un mismo proyecto: La torre de Babel. ¿Cuál fue la causa de su desunión? … La diferencia de la lengua…

¿No es acaso el Padre Nuestro la oración que nos une a todos como hermanos e hijos de Dios? Una oración para todos que nos hace uno.

El amor siempre vencerá en el mundo, es el lenguaje que gana las victorias.

Así como Jesús se hizo hombre, el Espíritu Santo bajó en forma lenguas de fuego sobre los apóstoles y la Virgen María el día de Pentecostés. Les hizo entendedores de todo lo que Jesús les había enseñado y les dio el don de la palabra para que pudieran enseñar la verdad, que es felicidad aquí en la tierra y en la Vida Eterna.

Dios bendiga las palabras bien usadas y nos permita ser testimonios de Su Palabra Encarnada.



Montserrat Bellido Duran
Escritora



FE,ESPERANZA Y CARIDAD

Autor: Montserrat Bellido Durán
Publicado por: CatholicosOnLine.com

Aunque tengas el alma magullada por las tristezas y las preocupaciones, aunque tu cuerpo pierda la salud y caiga en la enfermedad; Ten siempre la vista fija en el horizonte. No pierdas nunca la fe, ni la esperanza, ni faltes a la caridad. Reza, reza, reza y pon voluntad. Por Dios.

Cree en Dios, reza, espera en Él, confía en Él, porque muchas veces las personas te dañarán e irán a la suya, como tú muchas veces errarás, porque errar es humano. Estás equivocado si vives pensando en los demás, vive pensando en Dios, y por Él haz el bien, ama y vive la caridad, sirve a los demás. Por Dios.

Es Dios quien te da la vida y te ama de verdad. Nadie llegará nunca amarte como sí te ama Dios.

Llórale a Dios tus tristezas, Él te consolará.

Ríele tus alegrías, Él las compartirá contigo.

Dale tu pequeñez, Él te hará grande.

Pídele perdón, por tus fallos, tus errores, tus pecados, Él te perdonará.

Pídele las gracias y dones necesarios para ser santo, Él te lo dará.

Es tan fría y cruel la vida sin Dios, nada tiene sentido, todo se te viene abajo. Es Dios lo que te hace mirar a lo alto y seguir por aquello que es invisible a nuestros ojos que sólo ven lo material.

La fe nos lleva a creer en Dios, a creer que si nos abandonamos en su amor, todo tendrá solución y sentido. Por Dios.

La esperanza nos ayuda a perseverar en la fe, nos ayuda a creer pase lo que pase, mirando siempre adelante. Por Dios.

La caridad, es el amor que puede mover montañas, es la misericordia que hay que tener entre nosotros, entre las personas, por la misericordia que Dios nos tiene. Por Dios.

Saca a Dios de tu vida y estarás perdido, porque el mundo te llevará hacia esos ideales que sólo son ideas sin vida. El demonio querrá apartarte de Dios siempre y ¿Cómo empezará? Despacio, muy despacio, primero te apartará de Dios para luego poder apartarte de las personas y… si lo que nos une a los demás es el amor de Dios y este amor crece con la oración, el demonio te irá apartando de la oración, del contacto personal entre tú y Dios, de la unión de tu alma con Dios.

La oración es más que repetir el Padre Nuestro o la Ave María, es rezar el Padre Nuestro y el Ave María, entrando en el alma de Dios, amándolo cuando lo rezamos. Rezar es DARSE a Dios, cuando nos demos de verdad a Dios, estaremos haciendo una perfecta oración y le estaremos amando, porque cuando se ama se da. Y cuando se da uno mismo, está amando sin medida, está amando de verdad. Está tan metido en Dios que el demonio no podrá apartarlo.

A veces puede parecernos que estamos muy unidos a Dios, pero si no sabemos rezar de verdad, el estar tú a Tú con Dios, el demonio lo tendrá fácil para hacernos la “guitza” y a partir de allí, poco a poco podemos ir perdiendo la fe, la esperanza y la caridad.

Cuando aprendamos a vivir sólo por Dios, nuestra vida estará encarrilada en TODO lo que hagamos y Dios Mismo nos guiará a través de su gracia.

Entonces seremos felices, felices por Dios.


Montserrat Bellido Durán

Escritora